E-club de lectura «Gallaecia»

Presentación

El e-club de lectura «Gallaecia» es uno de los eventos programados por la Cátedra Jean Monnet Understanding the UE in the 21st century. Básicamente, esta actividad consiste en llevar a cabo una lectura simultánea de una obra conforme a un calendario. En este caso, las obras propuestas versarán sobre algún aspecto relevante que guarde relación con la Unión Europea y el proceso de integración.

Este e-club persigue incentivar la lectura, en general, entre la comunidad universitaria y público general que esté interesado en los temas relacionados con la integración de nuestro Continente. Quiere servir también de punto de encuentro virtual para compartir reflexiones e intercambiar pensamientos sobre el texto propuesto para su lectura de forma asíncrona. Con ello, finalmente, cabe aguardar que se produzca un fructífero y enriquecedor intercambio intelectual entre los participantes en la actividad, propio del contexto universitario.

A diferencia de los clubes de lectura presenciales en los que se programan reuniones con una determinada periodicidad, en éste el «lugar de encuentro» será esta misma web. En la parte inferior de este espacio web los participantes en el e-club de lectura podrán realizar los comentarios que estimen oportunos, generando así la deseable discusión intelectual.

La mecánica del e-club de lectura es sencilla. En primer lugar, los interesados deben estar en disposición (adquisición o préstamo) del texto propuesto para la lectura. Tras la fijación de un periodo para la realización de la lectura, se abre un plazo orientativo para efectuar los comentarios y reflexiones.

¡Anímate a participar!

Propuesta de lectura nº 1. Una Europa alemana, Ulrich Beck, Paidos, 2012.

El e-club inicia su periplo abordando la obra: Una Europa alemana, Ulrich Beck, Paidos, 2012.

Autor: Ulrick Beck

Fechas clave:

  • 5 de octubre de 2015: inicio de la lectura
  • 25 de octubre de 2015: finalización de la lectura e inicio de fase de comentarios y debate
  • 31 de octubre de 2015: conclusión de la lectura y debate de la obra.


Propuesta de lectura nº 2: La fragmentación del poder europeo, José Ignacio Torreblanca, Icaria/Política Exterior, 2011.

Fechas clave:

  • 21 de diciembre de 2015: inicio de la lectura
  • 25 de enero de 2016: finalización de la lectura e inicio de fase de comentarios y debate
  • 1 de febrero de 2016: conclusión de la lectura y debate de la obra.

Imagen de  La fragmentación del poder europeo

 

Propuesta de lectura nº 3: ¿Una gran ilusión? Un ensayo sobre Europa, Tony Judt, Taurus, 2013.

Fechas clave:

  • 4 de marzo de 2016: inicio de la lectura
  • 31 de marzo de 2016: finalización de la lectura e inicio de fase de comentarios y debate
  • 10 de abril de 2016: conclusión de la lectura.

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Propuesta de lectura nº 4: El gentil monstruo de Bruselas o Europa bajo tutela, Hans Magnus Enzensberger, Anagrama, 2012.

Fechas clave:

  • 5 de octubre de 2016: inicio de la lectura
  • 31 de octubre de 2016: finalización de la lectura e inicio de fase de comentarios y debate
  • 7 de noviembre de 2016: comentario crítico final a cargo del profesor Antonio Carlos Pereira Menaut, Catedrático Jean Monnet, Universidade de Santiago de Compostela.

Antonio-Carlos Pereira Menaut (Catedrático Jean Monnet, Universidade de Santiago de Compostela):

Comentario do libro El Gentil Monstruo de Bruselas, o Europa bajo Tutela (Anagrama, 2011), de Hans Magnus Enzensberger

O libro que corresponde comentar é o xa famoso El Gentil Monstruo de Bruselas, o Europa bajo Tutela (Anagrama, 2011), de Hans Magnus Enzensberger, premio Príncipe de Asturias de 2002. Trátase dun libro que fíxose famoso rápidamente é que foi publicado nos principais idiomas (entre outros, en catalán: Brusselles: el Monstre Gentil o la Tutela d’Europa, Arcadia, 2012). Como xa terán comprobado os lectores, é un libriño máis ben curto (112 páxinas), de lectura non particularmente difícil para calquera persoa medianamente informada, e que está a cabalo do xénero do ensaio-reflexión crítica có de alta divulgación. Por momentos, fainos lembrar un pouco das reportaxes dos bóos xornalistas, pero noutros analiza e vai moito aos reigaños das cousas. Nótase que Enzensberger ten boa información. Amosa ter tamén unha certa ironía, unha característica que por principio tendemos, sen máis fundamento que os chistes de prusianos, a non asociar cós alemáns (con todo, clarexaremos que él é bávaro).

O argumento principal de libro non é novo, pero dálle nova forza o feito de que o autor é un recoñecido escritor e pensador alemán, non un radical euroescéptico británico ou algo así. Efectivamente, Enzensberger dí cousas que podería asinar Nigel Farage, pero as dí con ponderación, e asemade sen omitir as cousas boas que ten feito a Unión Europea. O libro ten máis de un argumento, pero os principais son o da lonxanía e a opacidade interior da Unión, tan complexa que por veces nin os insiders a entenden doadamente, e mais o secuestro da democracia, democracia baixo tutela ou baixo o despotismo ilustrado dun xigante soft que busca o millor para nós —ou eso dí—, pero impoñéndoo. Esa dobre cara do monstruo —monstro, pero tamén xentil e paternalista— vése ben no libro. O índice do libro reflicte ben o contido. O autor fai un percorrido pola historia, sinalando o espíritu orixinal có que naceu a UE (que por certo nin se chamaba “Unión”) e sinalando tamén o seu espíritu actual (burocrático, tecnocrático, penetrante ate nos detalles, paternalista e excesivamente entregado as metas económico-financieiras). O libro publicouse en 2011. Hoxe, van cinco anos máis de crise e a reacción da UE diante da crise e dos seus propios erros non é rectificar. Por eso o libro conserva plena actualidade. O “monstruo” despois de
2011: menos suave, máis impositivo, igual de uniformador, igual de entregado
nas máns da economía, igual de alonxado, igual de duro para con Grecia
(Consello do verán de 2015).

USC, Novembro de 2016.

Propuesta de lectura nº 5: Os Estados Unidos de Europa. Manifesto por unha nova Europa, Guy Verhofstadt, Tórculo2006.

Fechas clave:

  • 19 de diciembre de 2016: inicio de la lectura
  • 23 de enero de 2017: finalización de la lectura e inicio de fase de comentarios y debate
  • 30 de enero de 2017: comentario crítico final a cargo del profesor Argimiro Rojo Salgado, Catedrático de Ciencia Política y de la Administración, Universidade de Vigo.

Comentario crítico al libro de Guy Verhofstadt: “OS ESTADOS UNIDOS DE EUROPA. MANIFESTO POR UNHA NOVA EUROPA” Argimiro Rojo Salgado (rojo@uvigo.es) (Catedrático de Ciencia Política)

Introducción

La historia de la Unión Europea (UE) puede calificarse con todos los merecimientos como la historia de un éxito colectivo. La UE representa un caso original (tanto desde el punto de vista del método de su construcción como del resultado alcanzado) de integración supraestatal; un objeto político innovador e inédito, un laboratorio de ideas y formas políticas; una obra en constante evolución, y construida a través de procesos de prueba y error; supone, además, el cuestionamiento y revisión del Estado-nación, de sus funciones y elementos constitutivos, razón por la cual recibe toda clase de calificaciones: sociedad postestatal, metanación, sistema postmoderno (Cooper). La Unión Europea ha servido, en la misma medida, de innovador espejo para aquellas otras regiones del Planeta que deseaban caminar juntas más allá de las soberanías y fronteras decimonónicas.

La UE constituye un espacio que alcanza ya un elevado nivel de integración económica, y tras superar las etapas previas de Zona de Libre Comercio o Libre Cambio, Unión Aduanera y Mercado Común. Constituye, además, una realidad jurídico-política emergente, y que goza ya de una entidad propia; y ello porque tiene un ordenamiento jurídico (una Constitución material integrada por los Tratados fundacionales y los modificativos y complementarios: derecho originario) que regula, organiza y da forma a esa realidad supranacional o, si se quiere, incipiente y tendencialmente federal; un sistema institucional propio y completo (Parlamento, Comisión, Consejo, Consejo Europeo, Administración de Justicia, Tribunal de Cuentas, Banco Central, Órganos Consultivos, Instituciones Financieras, etc.), aunque sui generis si lo comparamos con el modelo estatal (existen más instituciones que funciones y, a la vez, una misma  función es compartida a veces por más de una institución: codecisión); y una dinámica y un proceso político propio: partidos políticos, cultura política,  opinión pública,  grupos de presión, ciudadanía, procesos electorales, políticas públicas, etc.

En definitiva, en estos momentos la UE constituye un modelo de organización-integración supranacional incontestable. Y ello porque, entre otros factores, existe una clara independencia de las instituciones comunes de la UE respecto de los Estados miembros; las normas que emanan de dichas instituciones tienen carácter vinculante para los Estados; existen unas relaciones directas entre las instituciones y normas de la UE y los ciudadanos; la toma de decisiones en una serie de ámbitos importantes se basada en mayorías, frente a la regla de la unanimidad; y, por último,  existe una atribución de competencias (tanto exclusivas como compartidas) a la UE.

Estos y otros hitos resultan incuestionables, empíricamente demostrables, y son merecedores de un inequívoco juicio laudatorio; el balance de estas décadas de construcción permite hablar de un gigantesco éxito colectivo, razón por la que no deberían tener cabida tanto pesimismo y frustración. La institución estatal ha tardado más de cinco siglos en consolidarse y expandirse por todo el Planeta, y la UE aún no ha cumplido tres cuartos de siglo.

La actualidad y pertinencia del libro-manifiesto de Guy Verhofstadt

Dicho esto, conviene advertir no obstante contra un exceso de complacencia, puesto que es preciso mirar hacia el futuro y seguir adelante, teniendo muy claro qué hacer con Europa, esa aventura inacabada. Los europeos nos enfrentamos de manera creciente a retos comunes a los que no es posible dar respuesta por separado: la cuestión social, la crisis económica y financiera, el paro (juvenil), la evasión fiscal, las desigualdades, el envejecimiento de la población, los fenómenos migratorios, el terrorismo y el crimen organizado, el desarrollo sostenible y la defensa del medio ambiente, el suministro energético, etc.  El agravamiento de estos problemas en los últimos años ha puesto de manifiesto las carencias y debilidades institucionales de la Unión, a la vez que nos ha recordado -lo olvidamos con excesiva frecuencia- que se trata de una obra inacabada, de una tarea en fase de realización, de un proceso inconcluso. Y es en este contexto donde el libro de Guy Verhofstadt, y a pesar de haber sido escrito hace ya más de una década, resulta tan actual y pertinente.

Los males que acuciaban a la UE de entonces no sólo siguen presentes, sino que se han agravado o han sobrevenido otros nuevos. No hemos sido capaces de introducir las reformas necesarias para hacer frente a los mismos, no hemos avanzado en el proceso de integración, no hemos tomado nota del Informe de la Comisión de expertos (presidida por Felipe González), no se ha escuchado a la ciudadanía, no se ha corregido el déficit democrático o la deriva tecnocrática y elitista (Magnette) y no siempre se han interpretado y aplicado de forma adecuada los principios de subsidiariedad y proporcionalidad. El resultado salta a la vista, y constituye el peor de los escenarios: la UE ha dejado de ser la solución y empieza a ser percibida como el problema. El “Brexit”, los populismos, los procesos de re-fronterización, el proteccionismo o el retorno y rearme ideológico e identitario del Estado-nación constituyen una inequívoca demostración de este estado de cosas. El eslogan “Take back control” hace mella en una población golpeada por las diferentes crisis sistémicas sobrevenidas, y frente a las cuales la UE no ofrece la respuesta adecuada. La reacción lógica es regresar al Estado-nación, pero esa no es la solución y constituye una de las grandes paradojas de nuestro tiempo (Held) si tenemos en cuenta que formamos parte de un mundo globalizado, multilateral y caracterizado por una creciente interdependencia compleja (Keohane y Nye).

La solución pasa por una mayor integración de las políticas presupuestarias, estructurales y financieras que cristalice en una unión económica plena. La solución pasa también por conseguir un mayor ritmo de crecimiento económico y mejorar los niveles de empleo y cohesión social, desterrando al mismo tiempo del discurso oficial la odiosa y terca apelación a la austeridad. Pero estos objetivos (y otros, como un espacio europeo de justicia y seguridad o una política exterior y de defensa común,) sólo se pueden conseguir a través de la plena integración política, y siguiendo para ello de cerca el modelo federal norteamericano; ello concuerda, además, con la idea de los Founding Fathers de la UE, convencidos de que en último término “Europa o será federal o no será”.

Los principios federales permiten conciliar la unidad y la diversidad, el autogobierno y el gobierno compartido (Elazar), en el marco de una realidad europea plural, compleja, multicultural y policéntrica. La federación responde a la exigencia de organizar una sociedad donde se da, a la vez, una realidad plural y diversa junto con una exigencia y aspiración hacia la unidad; ella une, sin destruir, las entidades que se asocian, a las cuales preserva, potencia y enriquece a través de las relaciones mutuas, la participación, la cooperación y la consecución de objetivos comunes. No se trata por consiguiente, y tal como algunos de manera interesada o malintencionada se empeñan en proclamar, de proponer un sistema centralista, unitario y monista (un Super-Estado o un Leviatán absolutista de ámbito europeo), sino un modelo de gobernabilidad democrático-republicano, representativo, plural, policéntrico, multinivel y federal.

Conclusión

Este es el modelo y el camino a seguir para poder alcanzar el objetivo de los Estados Unidos de Europa. Habrá países que lo entiendan así, y habrá otros que no. Con buen criterio, Verhofstadt invita a los primeros a dar el paso, y sin más dilaciones, ofreciendo a los demás integrarse en una organización confederal. Esta federalización de la UE deberá, en cualquier caso, seguir por la senda de ese paradigma que tanto ha caracterizado y singularizado la experiencia europea: la gobernanza multinivel. Federalismo y gobernanza son paradigmas concomitantes y complementarios, no excluyentes; ambos comparten los principios de inclusión, participación, concertación, co-responsabilidad y co-gobierno.

El resto de la humanidad (este dato también debe ser suficientemente destacado) seguirá mirando a Europa, y no sólo como un modelo a imitar, sino también como factor de estabilidad internacional, destinado a jugar un papel fundamental en la búsqueda de la paz, la justicia, el progreso, la democracia y el entendimiento entre todos los pueblos del Planeta. La experiencia europea podrá ayudar, así, a comprender mejor las ventajas de la gobernanza multinivel y multicéntrica para asegurar la gestión de los bienes comunes a la humanidad y evitar o corregir los impactos negativos de la globalización, de ese “mundo desbocado” (Giddens), y en el que cada vez son más los excluidos y expulsados (Sassen).

Propuesta de lectura nº 6: La democracia en Europa, Daniel Innerarity, Galaxia Gutenberg2017.

Fechas clave:

  • 29 de mayo de 2017: inicio de la lectura
  • 30 de junio de 2017: finalización de la lectura e inicio de fase de comentarios y debate
  • 7 de julio de 2017: comentario crítico final a cargo del profesor Álvaro X. López Mira, Profesor titular de Ciencia Política y de la Administración, Universidade de Vigo.

D Innerarity

Que o berce da democracia, a primitiva e a moderna, sexa unha Europa xa máis en discusión que en construción, debería levarnos a forzar a maquinaria do pensamento de cales son as razóns polas que un libro titulado La democracia en Europa semella unha aporía ou, peor aínda, un auténtico oxímoron.

Certo que, contextualmente no mundo global, non estamos tan mal coma outros malia o recorte de dereitos e liberdades, a imparable agonía do benestar ou o avance de forzas políticas que non destilan demasiadas esencias democráticas. Malia todo, cómpre evitar un conformismo que nos leve a una -demasiado europea- cínica autosatisfacción.

E xusto diso fala o libro de Innerarity, para quen “la UE vive un momento en el que la innovación conceptual es fundamental si queremos escapar del atasco en el que nos encontramos”, é dicir, repensar a democracia nesta nova realidade complexa que é a Unión e, en definitiva, propor unha filosofía política para Europa na súa narrativa, máis alá de efémeros liderados, sexan máis ou menos carismáticos, e tamén de mecanismos de enxeñaría constitucional. “No hay legitimación que valga sin efectividad (económica, de resolución de conflictos o de orden social)” nas actuais sociedades democráticas. Cómpre despoxar á teoría democrática de elementos continxentes ata agora considerados parte esencial dela: soberanía, territorialidade, homoxeneidade e estatalidade.

Dentro desa complexidade democrática que implica a UE, pode que termos que seguen exercendo fascinación (proximidade, subsidiariedade, particpación) xa non sexan evidencias senón, pola contra, meros tópicos inconsistentes e irreais: “no pocas veces los tribunales europeos han tenido una mayor sensibilidad para garantizar ciertos derechos que los tribunales domésticos”, e é que “hay dos cosas que matan a la política: la excesiva distancia y la excesiva cercanía”, posto que se algo lle falta á nosa cultura política é o mantemento dunha certa separación fronte “a la tiranía del momento, la presión de los intereses inmediatos, la seducción de gobernar a golpe de encuesta o la absolutización de nuestros intereses” con lóxica de consumidores soberanos. Podería resumirse nunha frase: “la agenda de Europa debería despedirse completamente de la semántica de la armonización y la unidad para transitar hacia la gestión equilibrada de constelaciones complejas”.

Poderiamos catalogar o libro de Innerarity, segundo o tópico, como de imprescindible lectura pero o certo é que bebe nunha profusa pléiade de autores en todos e cada un dos seus dez capítulos. Non sabemos se esa é a razón de que, por veces, se perciba un aire selvático na información transmitida acompañada dunha tenue ligazón interna do conxunto e tamén de que se observen algunhas iteracións que deixan a sensación de que se poderían ter empregado menos páxinas para dicir todo o que ten que aportar, que –hai que dicilo- non é pouco e, nalgúns aspectos, resulta sumamente valioso: “Es poco realista pensar en transponer las categorías de las democracias en el Estado-nación a procesos como la integración europea y, menos aún, a la gobernanza global”. Pensar, imaxinar, fuxir das categorías preestablecidas que coñecemos porque, como indica o noso autor, tal vez a democracia en Europa se atopa nun momento madisioniano, o que desvela o seu optimismo malia adscribirse, por veces, ás teorías elitistas da democracia, pensando tanto na defensa das minorías como nas xeracións futuras e non sen fundamento conceptual, porque “la democracia directa es demasiado simple para sociedades complejas y demasiado compleja para la ciudadanía” e Innerarity repudia o populismo aínda que lembrando que “no habría líderes populistas si no hubiera pueblos populistas”, xa que todas as cuestións acerca de se a UE é suficientemente democrática, lexítima ou eficiente deben responderse, “de entrada, con otra pregunta: ¿comparado con qué? Lo sorprendente es que, dada su complejidad, sea tan democrática”.

  Nesta liña de ideas fundadoras da política democrática en Europa o autor sinala que resulta posible que a Europa do futuro se pareza máis ao modelo medieval que ao de Westfalia, “más a las soberanías compartidas, acuerdos institucionales diferenciados e identidades múltiples que a la concentración de poder, jerarquía, soberanía e identidad definida que caracterizaron la época triunfante de los estados nacionales” porque, como indica noutro lugar do libro, “la democracia que es posible bajo estas condiciones tiene grandes similitudes con el sistema americano de varios niveles, equilibrios y contrapesos, pluralismo de intereses, diversas opiniones públicas y escenarios” polo que “seguramente será necesario avanzar en la dirección mayoritaria y federalizante”, valorando os lados positivos que ten a complexidade xa que conleva “un estado de cosas más republicano que democrático, en la medida en que se dificulta la dominación al dificultar, por ejemplo, que se formen coaliciones hegemónicas permanentes”.

Outra avantaxe desta estrutura complexa da UE é que, hoxe en día, as formas territoriais inveteradas de organización do poder non son capaces de enfrontarse a múltiples dinámicas que pouco teñen que ver coa territorialidade: “Muchos de los problemas de ingobernabilidad del mundo actual se deben al contraste entre los sistemas funcionales del derecho y la política, que aún se caracterizan por una fuerte implicación territorial, con otros sistemas como la economía, el medio ambiente, la comunicación o la ciencia, que tienen una relación débil con los espacios físicos. Éste es el contexto en el que la UE viene desarrollando unas estructuras de gobernanza que tratan de superar la discrepancia entre unas fuerzas sociales que han impulsado la europeización y una estructura institucional infradesarrollada que es incapaz de gestionar las demandas que se le plantean” e é que “Europa sólo es creíble cuando la acción de un órgano reeemplaza la de los gobiernos dispersos”, ben é certo que esta non é unha cegueira exclusiva das institucións comunitarias senón un problema xeral das sociedades democráticas, curtopracistas tanto pola parte da demanda como da oferta políticas, “que apenas tienen procedimientos para institucionalizar la protección del futuro”.

Cara á parte final do texto, entre outros moitos temas un tanto eclécticos como por exemplo a defensa de que Alemaña, superado o eixo franco-alemán, exerza dunha vez por todas un liderado responsable para evitar o caos ou unhas reflexións sobre a crise do euro, Innerarity nos fala da necesidade que ten Europa de recobrar a política, apostando pola recuperación do modelo social xa que Europa precisa unha importante dimensión desta índole, “conseguir una versión posnacional del Estado de Bienestar”, se quere volver a contar co soporte de amplos sectores da poboación hoxe desafectos ou hostís como vén de probar o Brexit. “Aunque sea gracias a la experiencia negativa de su crisis, ahora sabemos que el euro no es una simple construcción económica, sino un proyecto político, y que debe ser gestionado como tal”. “El Estado nacional se ha convertido en un actor semisoberano”, é dicir, simula que actúa nun contexto territorial definido cando está atrapado en innúmeras implicacións e relacións extraterritoriais. A dificultade estriba en salvar o núcleo normativo da democracia –o autogoberno do pobo- nun mundo desterritorializado ou transnacionalizado. “Se acabaron los espacios delimitados de la soberanía: tenemos que irnos acostumbrando a que nos digan lo que tenemos que hacer, lo que únicamente resulta soportable si también nosotros podemos intervenir en las decisiones de los otros”, a poder ser de xeito recíproco; certamente, Europa segue a ter unha dimensión de delegación, pero non pode funcionar sen un maior consentimento democrático expreso. Xa non é simplemente “un conjunto de instituciones y agencias técnicas que resuelven problemas de coordinación entre los gobiernos democráticamente legitimados sin que la población se interese por ellos (Kahler). Ya no es verdad que los asuntos supranacionales carezcan de relevancia política para la ciudadanía, no al menos en los tiempos de la economía globalizada, el cambio climático o la migración global. Se discuten públicamente no sólo las decisiones adoptadas por las instituciones europeas, sino también las no decisiones, pues también éstas tienen consecuencias en la vida diaria de los europeos”.

En definitiva, o debate non debería estar centrado entre máis ou menos Europa, senón na posibilidade de pensala e configurala doutra maneira; non na profundidade da integración, senón na calidade da democracia europea para que os intereses dos cidadáns estean por riba dos dos estados. Como sinala Jolly, o feito de que a UE non sexa perfecta non quere dicir que non poida ir a peor, por iso para Innerarity a súa imaxe favorita de Europa é a da que se sabe continxente aínda que estea convencida de ser o mellor proxecto para os cidadáns que a compoñen. Como xa dixemos, cómpre politizar Europa, entre outras razóns apuntadas, tamén porque “la política es siempre, también o incluso más propiamente en entramados tan complejos como la Unión Europea, libertad en contexto”.

                                                                     Álvaro Xosé López Mira